Este domingo, una sombra recorrerá el sur del océano Pacífico, sobrevolará la Polinesia y se extinguirá en Chile dejando a su paso la más absoluta oscuridad durante unos cuatro o cinco minutos. Este eclipse total de Sol, el primero de 2010, promete ser uno de los más bellos de los últimos años, ya que tendrá lugar en uno de los lugares más hermosos y salvajes, casi todavía intactos, de todo el mundo. Serán muy pocos los privilegiados que puedan observar el fenómeno. No hay mucha tierra firme y las islas pobladas en la zona no son numerosas, pero este regalo natural será capturado por los miles de «cazadores» aficionados que volarán a la zona desde distintos países del planeta.
El punto más concurrido será Rapa Nui, en la isla de Pascua, por su tradición astronómica y por sus buenas condiciones. «Es un eclipse muy especial en una zona única, y las previsiones meteorológicas son buenas», señala el español Juan Pedro Gómez Sánchez, uno de los afortunados que verán en vivo el espectáculo. Él instalará su telescopio en el atolón de Tatakoto, en la Polinesia francesa, donde espera que las nubes asomen aún menos, para contemplar cuatro minutos de noche durante el día. El eclipse comenzará a las 17.27 horas GMT (dos horas más en la España peninsular) en Nueva Zelanda, aunque allí no será visible. Recorrerá la Polinesia francesa y el Pacífico hasta la isla de Pascua, para acabar en la Península Patagónica chilena, que apenas rozará. Su máxima duración, en aguas abiertas del Océano Pacífico, será de 5 minutos y 20 segundos.
En el mundo, el último gran eclipse solar total se produjo el 22 de julio del pasado año. Algunas partes de Asia, como China, India, el norte de Bangladesh y algunas islas japonesas se quedaron a oscuras. Se trataba del mayor eclipse del siglo XXI y, en algunas zonas supuso una conmoción para sus habitantes, que relacionaron la desaparición del Sol con «malos augurios». En esta ocasión, los de Rapa Nui ven el fenómeno como un excelente negocio. Unas 3.000 personas se instalarán allí el fin de semana con la intención de mirar el cielo.
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