La idea de captar energía solar en el espacio nació en los libros de Isaac Asimov y otros autores de ciencia ficción en los años ’40 y cobró forma de proyecto en 1968 con los estudios de un científico estadounidense, Peter Glaser, que patentó el concepto en 1973.
La utilización eficaz de la energía solar “ofrece la posibilidad de suministrar energía eléctrica sin tener que administrar los problemas de contaminación y de basura”, explicó Peter Glaser en esta patente.
Glaser había imaginado la posibilidad de transferir varios gigavatios de energía por microondas del espacio a la Tierra utilizando satélites geoestacionarios (en órbita a 36.000 km de altitud por encima del mismo punto de la superficie de la Tierra) para captar la energía solar.
Recogida en Tierra sobre vastas zonas de recepción, la energía debía luego ser convertida en energía eléctrica.
Desde la década del ’70, la idea fue reexaminada periódicamente por el Departamento de energía de Estados Unidos, la agencia espacial estadounidense NASA, grandes compañías aeroespaciales y países como India y Japón.
La Agencia espacial japonesa (Jaxa) lanzó desde 1998 un programa de desarrollo de la energía solar de origen espacial.
Once años más tarde, en setiembre de 2009, Tokio designó, tras una licitación, las empresas y los organismos encargados de materializar, de aquí al año 2030, un plan muy ambicioso para concretar esta meta.
Tras varias etapas intermedias, el objetivo es crear una central solar espacial de una potencia de un gigavatio. La energía solar será transmitida hacia la tierra gracias a un haz láser o microondas.
En Estados Unidos -donde la Oficina nacional de seguridad espacial (NSSO) del Pentágono ha apoyado fuertemente el desarrollo de energía solar de origen espacial, en un informe publicado en 2007-, una empresa californiana, Solaren, se lanzó ya en esta apuesta arriesgada.
En un contrato suscrito el año pasado, esa empresa prometió suministrar 200 megavatios de electricidad a la sociedad Pacific Gas and Electric gracias a una central solar, en órbita desde 2016.
Otras firmas privadas (PowerSat en Estados Unidos, Space Energy en Suiza, Astrium en Europa) se han declarado dispuestas también a lanzarse en esta aventura de captar energía solar en el espacio y transferirla a la Tierra.
India, también participante en estos proyectos, se acercó hace unas semanas a Estados Unidos con un proyecto defendido por el ex presidente indio Abdul Kalam, un científico reconocido, y la asociación estadounidense National Space Society (NSS), que promueve la conquista espacial.
Fuente
martes, 14 de diciembre de 2010
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