miércoles, 8 de septiembre de 2010

La NASA bautiza su nuevo avión científico sin piloto con sobrevuelo del huracán Earl




El huracán Earl, esperado con preocupación en Carolina del Norte y Virginia en Estados Unidos, es sobrevolado este jueves por un nuevo avión científico sin piloto de la NASA, en el marco de un programa destinado a develar el misterio de la formación de las tormentas. Un viejo modelo de un avión militar no tripulado (drone) Global Hawk, reconvertido por la NASA y que cuenta con instrumentos de medición de última generación, partió la noche del miércoles a las 21H00 locales (04H00 GMT) de la base Dryden de la NASA, ubicada al interior de la base aérea Edwards en California (oeste). El vuelo al Golfo de México dura unas siete horas.
El aparato todavía sobrevuela el huracán Earl, tarea que le tomará otras siete horas, en tanto su regreso a la base de California está previsto para las 21H00 locales (04H00 del viernes), cuando completará su viaje inaugural.

"Es una gran aventura para este avión. Volar sobre un huracán es riesgoso para cualquier dispositivo y con esta misión, estamos entrando en una nueva frontera", declaró a la AFP el comandante Phil Hall, encargado del telecomando del drone desde la sala de control de la base Edwards.

El Global Hawk de la NASA ya probó sus talentos la semana pasada al sobrevolar la tormenta tropical Frank, frente a las costas de México; pero el huracán Earl y sus vientos de 216 km/h representan un desafío distinto.

El avión, fabricado con fines militares, esencialmente para tareas de reconocimiento aéreo y tomar fotos, no fue concebido especialmente "para las turbulencias y el mal tiempo", declaró Hall.

"Tenemos que tomar muchas precacuciones para asegurarnos que no presionamos al aparato más allá de sus posibilidades. Pero tenemos un detector de vibraciones muy bueno, que permite detectar las turbulencias inmediatamente" y dar marcha atrás si fuera necesario, agregó.

A pesar de la fragilidad del Global Hawk, la NASA ha depositado muchas expectativas en estos aparatos. Los tres aviones a su disposición son de hecho parte del programa GRIP, cuyo objetivo es descubrir por qué y cómo las tormentas obtienen o pierden poder durante su ciclo de vida.

"Existen muy buenos instrumentos (de medición) en los aviones, pero el Global Hawk nos permite cargarlo de instrumentos que habitualmente encontramos sobre los satélites", explicó a la AFP Gerry Heymsfield, meteorólogo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.

La otra ventaja del Global Hawk es su impresionante autonomía de 30 horas de vuelo. "Podemos hacer despegar este avión desde California, llevarlo al Polo Norte y regresarlo a California sin escala", destacó Hall.

En un futuro próximo, la NASA prevé además instalar sus aparatos sobre la costa este de Estados Unidos -lo más cerca de la región donde se forman y desarrollan las tormentas- para optimizar su tiempo de vuelo.

Los equipos con tecnología de punta instalados en el Global Hawk tendrían que recopilar informaciones valiosas sobre los vientos, los índices de humedad o las temperaturas al interior de las tormentas.

"Quisiéramos intentar de comprender lo que lleva a la intensificación de las tormentas. Si nosotros desciframos el proceso, seremos capaces de afinar las previsiones" meteorológicas, aseguró Heymsfield.

El programa GRIP podría también permitir conocer mejor el papel desempeñado por los polvos del Sahara en el fenómeno de las tormentas. "La teoría general es que estos polvos desaceleran la formación de las tormentas, pero no siempre es así", subrayó el experto.

"Para nosotros, el objetivo principal es realmente mejorar las previsiones. Para el gran público eso significa más seguridad y un mejor sistema de alertas", concluyó Hall. 


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