sábado, 26 de junio de 2010

Aciertos y cabos sueltos en el iOS 4

Luego de unos días con la cuarta versión del sistema operativo para iPhone, hay dos cosas que quedan claras. Primero, la historia se repite. Segundo, el iOS 4 es una mezcla de avances concretos, aciertos tardíos y cosas sin terminar.
La historia se repite, digo, porque como ocurrió siempre con las computadoras, actualizar un sistema delataba que ese software había sido escrito para una nueva generación de microprocesadores y, en general, para una cantidad mayor de memoria. Que el iOS 4 sea compatible con el iPhone 3Gs de ninguna manera significa que este smartphone sea igual de rápido con el nuevo sistema que con la versión anterior, la 3.1.3. El iOS 4 está pensado para el iPhone 4 y la iPad, que usan el procesador A4, no sólo más potente que el del 3Gs, sino también mejor adaptado por la misma Apple a su software.
Por fortuna, este cambio en el rendimiento es casi imperceptible; se lo sufre sobre todo en el arranque de algunos programas o al desbloquearlo; en iBooks , también, al hacer zoom en un PDF. Pero, aunque menor, se nota y a pesar de que con el nuevo sistema el teléfono es mejor que antes también lo sentí un poco menos ágil. La historia de siempre. Habrá que anotar un iPhone 4 en la lista de compras. Por ahora, anotar, y nada más.
(A propósito de esto, y como la agilidad de un aparato puede ser algo subjetivo, me he encontrado con al menos una persona que percibía, opuestamente, que su 3Gs era ahora más rápido.)
Multitarea a batería
Prácticamente todo lo demás en el nuevo iOS contribuye a mejorar un equipo que ya era bueno antes, así que no hay que dudar ni un instante en actualizar. Pero, como adelanté, algunos cabos sueltos son sumamente irritantes. Los mencionaré en cada sección de esta reseña, pero el premio mayor a la función inconclusa es el control de bloqueo de orientación. Sólo opera en el modo vertical, no en el apaisado (al revés que en la iPad). Así que no es exactamente un bloqueo de orientación, sino de orientación vertical. Tampoco me gustó el lugar donde este control fue a parar, pero ya llegaré a eso.
La función más destacada que añade (por así decir) el iOS 4 es la multitarea ( multitasking ). También, por ahora, es la menos significativa, por varias razones. Primero, los desarrolladores tienen que actualizar sus aplicaciones para que aprovechen la limitada lista de cosas que esta muy particular multitarea es capaz de ejecutar. Segundo, porque hay varias clases de multitarea en general, y varias subclases entre los smartphones.


La que llega a los iPhone con esta actualización permite seguir usando Skype cuando pasamos a los mensajes de texto, por ejemplo, o completar tareas, como terminar de descargar una página Web, en segundo plano. Pero está lejos de convertir el teléfono en una computadora como las que usamos a diario. De allí, dicho sea de paso, que la teatral declaración de Steve Jobs sobre la desaparición de la PC hace unas semanas sea no sólo históricamente improbable (ya la declararon muerta media docena de veces en el pasado), sino técnicamente imposible, al menos por el momento. Y nada de esto tiene que ver con las limitaciones del hardware del iPhone o cualquier otro smartphone. Es más, estos equipos son más poderosos que las primeras generaciones de PC.
El talón de Aquiles de todo sueño multitarea total en un dispositivo móvil (smartphones, tablets y parientes) es la batería.
Si los sistemas operativos para móviles de Apple, Microsoft, Google o Nokia permitieran que las aplicaciones, especialmente las de terceros, hicieran lo mismo en segundo plano que en primero, el usuario encontraría que la autonomía de su dispositivo se desploma. Al revés de lo que ocurre con los microprocesadores, que avanzan tan rápido como se miniaturizan, los acumuladores de energía siguen siendo muy ineficientes y perecederos; peor todavía, la autonomía depende del tamaño. Queremos equipos pequeños, livianos, con las mismas capacidades de una PC y 500 horas de autonomía. Bueno, eso no es posible hoy. Va a llegar, por supuesto. Un día tendremos dispositivos con pequeñas baterías de fusión cuya duración será de 100 años. Pero no hoy.
Dicho sea de paso, y aunque es prematuro decirlo, el iOS no ha mejorado la duración de la batería de mi iPhone. Más bien al revés. La autonomía se ha reducido, al menos en una primera medición apresurada, en un 10 por ciento. Si, como fue mi primera impresión, el nuevo iOS usa más ciclos de procesador, esto significaría más consumo de energía.


Volviendo a la multitarea, los que estén esperando que, por ejemplo, el Fuze (un programa de chat) les envíe alertas sonoras cuando alguien les escribe un mensaje, se sentirán decepcionados. En otras palabras, aunque algunas cosas son posibles (oír música por streaming en la Web mientras escribimos un correo), el push seguirá siendo el método de actualización dominante en el iPhone, el iPod Touch y la iPad, cuando el iOS 4 llegue a ésta, posiblemente en primavera.
La buena noticia, en el caso del Fuze o Skype , es que el iPhone ya no nos desconectará cuando pasemos a otra aplicación o bloqueemos el equipo; esto es particularmente importante con el Skype . Este programa es fantástico para hablar, pero hasta ahora había que andar con cuidado de no tocar la pantalla, porque si lo bloqueábamos (o si aparecía un SMS) se cortaba la conexión.
El tercer punto por aclarar en cuanto a la multitarea es que el sistema de iPhone ya era capaz de hacer este malabar digital; quienes no podían eran las aplicaciones de terceros. Así que de aquí a que los programadores se adapten a las nuevas características pasarán algunos días. Esperemos ver más aplicaciones con íconos activos, como iCal .


Por ahora, y pese a la introducción de esta limitada multitarea, las pantallas del iPhone siguen estando muy atrás en cuanto a valor informativo: sus íconos son, salvo excepciones como el del correo electrónico, las actualizaciones de AppStore o iCal , sólo figuritas, no dicen nada, no informan nada, no actualizan nada.
El otro problema de la multitarea en un equipo de esta clase (de nuevo, no es algo de lo que se deba responsabilizar a Apple) es que no existe un atajo inmediato para pasar a otra aplicación, como con los antiguos, pero increíblemente versátiles teclados de computadora.
En el iOS 4 hay que apretar dos veces seguidas el Botón Inicio ( home button , en la jerga de Apple), lo que despliega una banda con las aplicaciones activas en la parte inferior de la pantalla. Arrastrando hacia la izquierda aparecen más programas a la derecha, de haberlos, y arrastrando hacia la derecha se revelan los nuevos controles del iPod y el switch para bloqueo vertical. Es el último lugar donde uno buscaría este switch. ¿Por qué no donde pertenece, en Ajustes ?


Quiero mi doble clic
Hay dos contras en esta solución de llegar a la lista de tareas dándole doble clic al botón inicio, aunque también hay que admitir que no quedaban muchas opciones, dada la escasez de interruptores de este smartphone.
Primero, ya no se puede asignar una función al doble clic en el Botón Inicio. Ese atajo (en mi caso activaba la cámara), tan práctico, ya es historia. Adiós. Con eso el iPhone pierde.
Segundo, la bandeja de aplicaciones activas sigue apareciendo en la base del teléfono, incluso en el modo apaisado; es decir, en ese caso, a la derecha y con los títulos en posición vertical. Es raro ver un detalle tan desprolijo en un producto de Apple, pero supongo que es el precio del éxito. La empresa, que alguna vez estuvo al borde de la quiebra y hoy vale más que Microsoft (en términos bursátiles), no puede darse el lujo de perder la sinergia de esta ola de aciertos. En dicho contexto, el tiempo es crítico y algunos cabos pueden quedar sueltos.
Para cerrar una aplicación, algo que antes simplemente no teníamos que tomarnos el trabajo de hacer (y ahora tampoco, como se verá), se mantiene presionado cualquier ícono en este menú de aplicaciones activas y se presiona el círculo rojo con el signo menos. No hay que asustarse, no se borra la aplicación, sólo la apaga.
¿Hace falta hacerlo? No. Nada (casi nada) ha cambiado. Los programas en segundo plano pueden hacer muy poco, por lo que esto de cerrar aplicaciones como si fuera una PC es una pérdida de tiempo. Más bien, esta bandeja se usa para pasar rápidamente entre aplicaciones, y esto está muy bueno.
Ahora es mucho más cómodo leer un libro en italiano (digamos, la Divina Comedia ) usando un diccionario multilingüe como WordFree . Sí, a la barra de aplicaciones activas se accede desde cualquier aplicación, no sólo desde la Pantalla de Inicio. Eso, sin duda, es un acierto, lo mismo que los controles dedicados del iPod. Ya no más entrar al programa para pausar la música.


Guardá esos libros
Las carpetas son una mucho más inmediata mejora. Ayudan de verdad a organizar el caos de las pantallas del iPhone y sólo tengo una queja. Primero, admite nada más que doce íconos en su interior. Pero esto no es lo malo, porque si dentro de cada carpeta pudiéramos poner 50 íconos, sólo replicaríamos el caos que hay hoy en las pantallas del teléfono. Lo malo es que cuando queremos añadir el decimotercer ícono no aparece ningún mensaje de advertencia. Muchas personas creerán que están haciendo algo mal. Un viejo dilema de la informática que creíamos haber superado.
He leído algunas quejas porque tras disparar una aplicación la carpeta que la contenía no se cierra sola. Es una sutileza, y creo que aquí Apple acertó. Que la carpeta quede abierta no simplifica su uso, pero es la forma en que cientos de millones de personas han usado los folders antes en Windows, Mac y Linux. Así que es el comportamiento predecible.


Otro cambio que podría ayudar a cualquiera con muchas cuentas de correo electrónico es la casilla unificada de mails. A algunas personas con las que hablé les pareció una bendición. En mi caso, transforma el correo en un imparable maelstrom donde ya no encuentro nada. Recibo demasiados mensajes para que las casillas unificadas me sirvan. Por fortuna, es posible seguir usando el mail como antes; es decir, por separado.
Bonita, innecesaria e incompleta es la nueva implementación de los fondos de pantalla. Ahora se puede optar por poner una imagen para el teléfono bloqueado y otra para las páginas de la pantalla de inicio. Y ya. Han añadido una cantidad modesta de fondos y, por supuesto, se pueden seguir usando las fotos tomadas con la cámara. Pero, por un lado, no se pueden colocar imágenes diferentes en cada página, algo que nos ayudaría mucho a los que tenemos las aplicaciones organizadas por página. Por último, seguiremos esperando los fondos animados. Sí, me encantan, ¿y qué? Es una de las dos cosas que más extraño del Android.
Zoom digital (qué novedad) y iBooks
Los cambios en la cámara son los más tardíos. ¿No tenía el iPhone, un equipo que en la Argentina cuesta entre 2500 y 3000 pesos, zoom digital? No, no tenía. Había que usar una aplicación de terceros para hacer esto, como la All in one camera free . Bueno, por fin, aplausos, ahora tenemos zoom. Era hora, ¿no?
Cuando filmamos, y esto es más interesante, sólo hace falta tocar la pantalla en la zona donde queremos enfocar. Además, también se ajusta así la apertura del diafragma, por decirlo al modo antiguo. Esto es la iluminación de la escena.


Por último, y sin entrar en una cantidad de detalles que llevarían esta columna a dimensiones improcedentes (los interruptores de geolocalización, por ejemplo), bajé iBooks de AppStore, disponible sin cargo para iPhone tras aplicar iOS 4. Había probado esta aplicación en la iPad y me encantó. En la pequeña pantalla del iPhone pierde mucho, pero sigue teniendo la función de subrayar con facilidad, permite sincronizar señaladores en otro dispositivo (una iPad, típicamente) y el diccionario integrado (algo que también ofrece Stanza , para el caso).
En total, el iOS 4 está entre muy bueno y excelente. Pero para ser completamente justo, debería haber ofrecido unas cuantas de estas funciones desde el día uno del iPhone. El zoom digital y la capacidad de cambiar entre aplicaciones rápidamente -una de las dos virtudes principales de la multitarea implementada en el iOS 4- debieron haber estado desde el principio. Ocurrió más bien lo contrario: el primer iPhone está obsoleto (no admite el iOS 4) y el 3G sólo se actualiza parcialmente. Otro tanto ocurre con las correspondientes versiones de iPod Touch.
Así que, a mi parecer, la nueva versión del sistema operativo constituye un avance, pero un avance que hemos aguardado durante tanto tiempo que ya sabe un poco desabrido.


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