jueves, 8 de julio de 2010

Por primera vez, el avión solar logra volar de noche

Partió hacia el cielo, buscando un sueño y una hazaña: marcar un hito en la historia de la aviación, ser el primer avión solar en viajar un día entero. El Solar Impulse, el avión experimental propulsado por energía solar, despegó ayer a la madrugada desde una base en Suiza para realizar un vuelo de 25 horas.

El Solar Impulse fue creado por el explorador suizo Bertrand Piccard. Piloteado por el cofundador del proyecto, André Borschberg, despegó ayer (a la 1.51 de la madrugada, hora argentina) de la base militar de Payerne, en el oeste de Suiza, a una velocidad de 35 km/h. Al cierre de esta edición, continuaba en vuelo.
“Si todo va bien, hoy debería ser un gran día –dijo Piccard poco antes del despegue–. El objetivo es volar sin combustible y mostrar que podemos ser mucho menos dependientes de la energía fósil”. Es que para Piccard, si el Solar Impulse funciona, su modelo podría aplicarse a automóviles, aire acondicionado, computadoras y a cualquier otro objeto que consuma electricidad o combustibles.
Una verdadera revolución ecológica.
Para diseñar y construir la aeronave, fueron necesarios siete años de trabajo. Su envergadura es semejante a la de un Airbus A340 (ver imágenes ) y pesa 1.600 kilos. El avión tiene como única fuente de energía unas 12.000 células fotovoltaicas que cubren sus alas y alimentan cuatro motores eléctricos de una potencia de 10 caballos de fuerza cada uno, que cargan sus baterías de litio polimerizado de 400 kilos. Eso debería permitirle a Borschberg, ex piloto de combate, permanecer unas 25 horas en vuelo a unos 8.500 metros de altura, sin utilizar un piloto automático.
El vuelo de bautismo del Solar Impulse fue el 7 de abril, cuando logró permanecer 90 minutos en el aire. El objetivo de sus creadores es construir un aparato más grande, que afrontará el desafío de dar la vuelta al mundo, sin escalas y en cinco días, dentro de dos años.
El intrépido Bertrand está decidido a dejar su marca en la historia de la aviación.
No sería el primer Piccard en hacerlo: su abuelo, Auguste, fue el inventor de la cabina presurizada y del globo aeróstatico.


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