
El joven estadounidense Jonathan Keller se convirtió en un personaje popular en la red al subir un video armado a partir de 3.931 fotos que se tomó con su cámara digital todos los días desde hace 12 años. En el video se puede apreciar en el rostro del muchacho, el lento pero apreciable e inquietante paso del tiempo. Aquel casi adolescente de 22 años se convierte en segundos en un hombre de 34 años, con la pérdida de la lozanía de la piel y la insinuación de sus primeras arrugas, además del cambio más evidente: unas gafas, de no muy buen gusto, por cierto.
El singular proyecto, considerado por algunos como un hecho artístico y por otros como un acto obsesivo compulsivo, recibe millones de visitas en YouTube. El joven explica que él “quería examinar los cambios en la visión sutil y no tan sutiles, que uno experimenta a diario”.
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